Celebrate Recovery
Celebremos la Recuperación

¿Qué es Celebremos la Recuperación?

Un programa de doce pasos centrado en Jesús, abierto a cualquiera que busque liberarse de sus heridas, complejos y hábitos.

 

 

Historia del Programa Celebremos la Recuperación

En 1991, John Baker, miembro de la Iglesia Saddleback en California, compartió con el pastor Rick Warren cómo Dios lo había liberado del alcoholismo y le dio la visión de crear un programa de recuperación centrado en Jesucristo. De esa visión nació “Celebremos la Recuperación”, un ministerio que ofrece sanidad para heridas, adicciones y malos hábitos a través del poder de Dios.

 

Hoy, este movimiento ha impactado a más de 7 millones de personas en más de 37,000 iglesias alrededor del mundo, manteniendo el ADN original de Saddleback. Además, se han desarrollado programas para jóvenes y niños, fomentando la prevención y restauración desde temprana edad.

 

Actualmente, Celebremos la Recuperación continúa expandiéndose globalmente gracias a líderes comprometidos que comparten lo que han recibido, llevando esperanza y transformación a más vidas mediante el amor y poder restaurador de Jesucristo.

¿Quieres asistir a nuestro grupo o a un grupo cerca de tu ciudad?

Mantener la esencia y principios del modelo Celebremos la Recuperación de Saddleback, con el objetivo de que en México más personas puedan experimentar restauración y libertad de sus heridas, complejos y hábitos mediante una relación genuina con Jesucristo.

Es un espacio seguro donde podemos hallar liberación de aquello que domina o afecta nuestras vidas.

Ingresa al buscador oficial de Celebrate Recovery

12 PASOS

 

1. Admitimos que no teníamos poder sobre nuestras adicciones y comportamientos compulsivos y que nuestras vidas habían llegado a ser inmanejables.
“Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.” (Romanos 7:18)

2. Llegamos a creer que un poder más grande que nosotros puede restaurarnos a la cordura.
“Pues es Dios quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.” (Filipenses 2:13)

3. Tomamos la decisión de entregar nuestras vidas y nuestra voluntad al cuidado de Dios.
“Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.” (Romanos 12:1)

4. Hacemos un minucioso y audaz inventario moral de nosotros mismos.
“Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del SEÑOR.” (Lamentaciones 3:40)

5. Admitimos ante Dios, a nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros pecados.
“Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados.” (Santiago 5:16)

6. Estamos completamente listos para que Dios remueva todos nuestros defectos de carácter.
“Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.” (Santiago 4:10)

7. Humildemente le pedimos a Dios que remueva todas nuestras deficiencias.
“Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

8. Hacemos una lista de todas las personas a quienes hemos lastimado y llegamos a estar dispuestos a enmendar todo lo que les hicimos.
“Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.” (Lucas 6:31)

9. Hacemos enmiendas directas a esas personas siempre que sea posible, excepto si cuando al hacerlo pueda lastimarlas o lastimar a otras.
“Por lo tanto si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.” (Mateo 5:23–24)

10. Continuamos haciendo el inventario personal y cuando nos equivocamos lo admitimos inmediatamente.
“Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer.” (1 Corintios 10:12)

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestra relación con Dios, orando sólo para conocer Su voluntad para nosotros y poder para llevarla a cabo.
“Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza.” (Colosenses 3:16)

12. Después de haber tenido una experiencia personal como resultado de estos pasos, intentamos llevar este mensaje a otros y practicar estos principios en todas nuestras áreas.

“Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.” (Gálatas 6:1)

8 PRINCIPIOS

1. Reconozco que no soy Dios. Admito que no tengo poder para controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable.
“Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.” (Mateo 5:3)

2. En una forma sincera creo que Dios existe, que le intereso y que Él tiene el poder para ayudarme en mi recuperación.
“Dichosos los que lloran, porque serán consolados.” (Mateo 5:4)

3. Conscientemente decido comprometer toda mi vida y voluntad al cuidado y control de Cristo.
“Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.” (Mateo 5:5)

4. Una apertura para un autoexamen y confesión de mis faltas a Dios y a alguien en quien confío.
“Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.” (Mateo 5:8)

5. Para que Dios pueda hacer los cambios en mi vida, me someto voluntariamente a Él y con humildad le pido que remueva mis defectos de carácter.
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.” (Mateo 5:6)

6. Evalúo todas mis relaciones. Ofrezco perdón a aquellos que me han hecho daño y enmiendo los daños que he ocasionado a otros, excepto si cuando al hacerlo les dañara a ellos o a otros.

“Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.” (Mateo 5:7)

“Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.” (Mateo 5:9)

7. Reservo un tiempo diario con Dios para una autoevaluación, lectura de la Biblia y oración con el fin de conocer a Dios y Su voluntad para mi vida y obtener el poder para seguirla.

8. Al rendir mi vida a Dios para ser usada puedo llevar estas Buenas Nuevas a otros, tanto con mi ejemplo como con mis palabras.

“Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.” (Mateo 5:10)

Oración de la serenidad

 

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que si puedo cambiar, y la sabiduría para conocer la diferencia, viviendo un día a la vez; disfrutando un momento a la vez, aceptando la dificultad como el camino hacia la paz; tomando como Jesús lo hizo , este mundo pecador tal cual es, no como sería; confiando que tu harás que todo salga bien si me entrego a tu voluntad; para que sea razonablemente feliz en esta vida y sumamente feliz contigo por siempre en la eternidad.

 

Amén.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.